lunes, 30 de enero de 2012

LOS HOMINIDOS DE ATAPUERCA Y BOLOMOR TENIAN UNA DIETA VARIADA.

Saber cuándo empezaron los homínidos a tener una dieta diversificada y qué factores intervinieron para que esto se produjese es uno de los principales temas zooarqueológicos de discusión actual en Europa. Una tesis doctoral demuestra ahora que que su menú era muy amplio. Su dieta incluía tanto especies de gran tamaño, como elefantes o rinocerontes, y otras más pequeñas, caso de los conejos, aves y tortugas. La adaptación al medio, el patrón ocupacional y la diversidad comportamental favorecieron esta capacidad.

La autora del estudio, Ruth Blasco, investigadora del IPHES (Institut Català de Paleoecologia Humana i Evolució Social) y de la URV, propone la existencia de una amplitud temprana de la dieta humana a partir del análisis zooarqueológico de diferentes conjuntos arqueológicos del Pleistoceno medio peninsular (concretamente desde los 400.000 a los 120.000 años antes del presente).

La Zooarqueología como disciplina pretende establecer las relaciones que existen entre los grupos humanos y los animales en el pasado, a partir de los elementos esqueléticos que aparecen en los yacimientos, pues los homínidos, al igual que otros predadores, acumulan restos de sus presas en refugios temporales o en campamentos. “El estudio de estas acumulaciones faunísticas, de sus pautas de formación, naturaleza y composición, constituye una base fundamental para conocer el comportamiento humano del pasado”, apunta Ruth Blasco.

Variedad de piezas y de formas de caza
Los materiales estudiados en dicha tesis, un total de 45.000 restos faunísticos, proceden del subnivel TD10-1 de Gran Dolina en Atapuerca, con una antigüedad aproximada de 300.000 años,  y de los niveles XVII, XI y IV de la Cova del Bolomor, con una cronología que abarca desde los 350.000 años a los 120.000 antes del presente. La muestra incluye tanto restos de pequeños animales (aves, tortugas, conejos) como grandes, medios y pequeños ungulados (elefantes, rinocerontes, caballos, ciervos, etc.); al igual que carnívoros (leones, zorros o linces).

“Los datos obtenidos han permitido observar una diversidad comportamental relevante entre los grupos humanos tanto de TD10-1 como de la Cova del Bolomor. Tales variaciones quedan reflejadas no sólo en el espectro de presas que los homínidos son capaces de explotar, sino también en la variedad de estrategias de obtención que son capaces de desempeñar”, observa Ruth Blasco. “Estas estrategias van desde el carroñeo hasta la caza compleja, pasando por la obtención individual de ungulados y la posible captación en masa en el caso de los lagomorfos de algunos niveles de Bolomor”, añade.

“Tanto  las ocupaciones cortas como las relativamente prolongadas en el tiempo, parecen contener una diversidad mayor de especies como resultado de los múltiples eventos que reflejan la espontaneidad de los altos en el camino o, por el contrario, como resultado de la amplitud de recursos que conlleva la permanencia de un grupo en un mismo enclave”, apunta Ruth Blasco.

Transformaciones en la dieta
La misma investigadora considera que, en este sentido, es posible que existan numerosas transformaciones en la dieta de los grupos humanos que podrían arrancar desde momentos muy tempranos. A partir de los datos obtenidos en esta tesis, los cambios en la alimentación no parecen ser lineales en el tiempo y en el espacio, sino que parecen estar condicionados por la diversidad comportamental, el patrón ocupacional y las características propias del medio donde se desenvuelven los diferentes grupos humanos del territorio europeo.

Hasta ahora, los elementos utilizados para explicar el cambio en la dieta humana a partir del Paleolítico superior en Europa y Próximo Oriente se habían relacionado subsecuentemente con el Comportamiento Humano Moderno y por tanto con Homo sapiens”, asegura Ruth Blasco.  Sin embargo, varios de estos elementos parecen observarse en algunos conjuntos europeos del Pleistoceno medio e inicios del superior (pre-neandertales y neandertales).  En este sentido, los elementos faunísticos que definen la “modernidad” en el comportamiento humano podrían estar presentes desde momentos tempranos en Europa.

jueves, 26 de enero de 2012

HOMO HEIDELBERGENSIS ADULTO EN ATAPUERCA.

La campaña de excavaciones en la Sima de los Huesos, de la sierra de Atapuerca (Burgos) ha deparado una sorpresa inesperada. Cuando el equipo de paleontólogos, dirigidos por Juan Luis Arsuaga, buscaba restos de osos prehistóricos se toparon con un fémur humano, la mitad superior de la diáfisis (la caña) que perteneció a un humano de hace medio millón de años.
El hallazgo es importante porque ayudará a conocer mejor la estatura y el peso de los ‘Homo heidelbergensis’: “Ya hemos encontrado fémures de individuos infantiles y juveniles de esta especie, pero no teníamos ningún fémur de un adulto casi completo y es probable que podamos reconstruirle entero con restos encontrados en años anteriores “, afirma Arsuaga. En el mismo nivel encontraron también un diente y dos fragmentos de costilla humanos.
Arsuaga reconoce a ELMUNDO.es que este año no pensaban encontrar fósiles de homínidos porque la excavación se centró en una zona en la que hay un depósito de huesos de osos -se estima que unos 300- que cayeron por la Sima después de los humanos. De hecho, también han sacado un gran número de restos de estos animales, incluida una cabeza entera, así como de un léón.
Durante los últimos 30 años, los trabajos de su equipo se han centrado, precisamente, en separar las zonas con fósiles de osos de los de los humanos, que ahora resulta que también están donde no se los busca. “Ha sido una gran alegría encontrar este fémur porque iba a ser la primera campaña en casi 30 años sin fósiles humanos, así que éste sigue siendo uno de los yacimientos más importantes del mundo”, asegura el investigador.
En las últimas décadas, en la Sima de los Huesos, que forma parte del complejo paleontológico de Atapuerca, se han encontrado más de 5.000 fósiles, que pertenecen a un grupo de unos 30 individuos de ‘H heidelbergensis’, antepasados de los neandertales. Suponen más del 90% de los fósiles humanos recuperados para el Pleistoceno Medio de todo el mundo. “Este fémur encontrado en cualquier otra parte del mundo sería algo único”, asegura Arsuaga.

viernes, 20 de enero de 2012

LOS NEANDERTHALES OCUPARON ZONAS DE MONTAÑA DE MAS DE 2.000 METROS DE ACTITUD.

El pasado mes de febrero conocimos un estudio publicado en Journal of Human Evolution por investigadores de la Universidad de Tucson, Arizona, en el que comparaban los talones de los neandertales, con los de los corredores de fondo actuales y con los sapiens antiguos, y se llegaba a la conclusión de que la estructura ósea de los neandertales les ayudaría  a la hora de saltar y caminar cuesta arriba, actividades que requieren gran esfuerzo, sugiriendo que era  probable que fueran unos buenos «montañeros».

Ahora hemos tenido constancia de que el pasado verano se descubrieron dos yacimientos arqueológicos a 1.700 metros de altitud y con una antigüedad entre 50.000 y 35.000 años, en los montes Pindos, cerca de Samarina, uno de los pueblos más altos de Grecia y que está situado a  unos 400 kilómetros al noroeste de Atenas, y en el que aparecieron cientos de útiles realizados mediante la técnica Levallois, lo que hace creer que se trata de asentamientos neandertales; este hallazgo arqueológico puede reforzar el estudio sobre las características físicas de los neandertales  antes mencionado.

Pero vamos a empezar por el principio; la cordillera del Pindo es el sistema montañoso más importante de Grecia, con varios picos que superan los dos mil metros de altura, siendo el monte Smolikás el techo de la cordillera con sus 2637 metros de altitud. Es éste pico, además, el segundo techo de Grecia tras la cumbre del Olimpo. Cruza el noroeste de la península helénica, siendo la frontera natural entre Épiro y Tesalia. 
En esta área montañosa podemos encontrar el característico bosque mixto de los montes Pindo, que  es una ecorregión de la ecozona paleártica  que se extiende por los montes Pindo, entre Grecia, Albania y la República de Macedonia.

El oso pardo (Ursus arctos), el lobo (Canis lupus) y el chacal dorado (Canis aureus) sobreviven en estas montañas, por lo que podemos hacernos una idea del tipo de fauna que encontrarían por estas zonas los seres humanos.

A mayor altitud, el bosque mixto es reemplazado por espacios más abiertos, y esto puede ser una de las causas de la búsqueda de más altura. Los neandertales se pudieron sentir atraídos por las tierras altas al ser ricas en agua, y por los animales que cazaban, favorecido por los espacios abiertos, sin árboles, y una abundancia de piedra de silex que ellos convertían en herramientas y armas.

Los yacimientos tienen entre 50.000 y 35.000 años de antigüedad y allí han aparecido cientos de herramientas de piedra que fueron talladas por medio de la técnica Levallois y que se cree fueron utilizadas por algunos de los últimos neandertales en Europa.

No es habitual encontrar asentamientos a estas alturas; esto es importante porque amplía el concepto  de los patrones de asentamiento de las sociedades de cazadores-recolectores del paleolítico, las cuáles se pensaba que en estas fechas se movían por zonas más bajas.

El hecho de encontrar tal cantidad de herramientas de piedra (cientos de útiles) sugiere que los neandertales frecuentaron durante milenios estos asentamientos, lo que corrobora la idea antes mencionada de considerar las zonas altas como una seria posibilidad de patrón de asentamiento. 

Nikos Efstratiou, profesor de la Universidad de Salónica, considera que este tipo de asentamientos pueden ser más comunes de lo que creemos, lo que sucede es que no se buscan restos arqueológicos en zonas tan  altas porque tenemos asumida una creencia de que estas sociedades frecuentaban zonas más bajas.

viernes, 13 de enero de 2012

HALLAN EN NERJA EL COLGANTE MAS ANTIGUO SOBRE PLACA DE PERCEBE.

Descubierto por un equipo de investigadores de la UNED y de las Universidades de Salamanca y Valencia, es un objeto de adorno de hace unos 30.000 años y pudo ser utilizado como elemento de prestigio entre los pobladores de la cueva malagueña. En opinión de uno de los componentes de este equipo, Jesús Francisco Jordá, doctor del Departamento de Prehistoria y Arqueología de la UNED "estamos ante poblaciones con gustos similares a los nuestros, en las que se valoraba el adorno corporal, quizá con un significado que puede estar en relación con la identidad del grupo al que pertenecían, al igual que ocurre actualmente con los adornos que portan diferentes personas y grupos de personas en nuestra sociedad"

EN MALAGA PROTEGEN LOS ABRIGOS RUPESTRES DE PEÑAS DE CABRERA EN CASABERMEJA.

La Consejería de Cultura ha iniciado el procedimiento para inscribir en el Catálogo General del Patrimonio Histórico Andaluz como Bien de Interés Cultural (BIC), con la tipología de Zona Arqueológica, los abrigos rupestres de Peñas de Cabrera, localizados en Casabermeja (Málaga).

Este conjunto rupestre, que cuenta con pinturas, grabados y material arqueológico en superficie, fundamentalmente cerámico y de sílex, conforman un interesante complejo de 32 abrigos con un amplio potencial científico.

Las pinturas rupestres, datadas en época pospaleolítica, se caracterizan por su carácter esquemático, reconociéndose desde motivos aislados a agrupaciones de complejas composiciones, según han indicado en un comunicado desde el Gobierno andaluz.

Las figuras están realizadas mayoritariamente con los dedos y en diferentes tonalidades de rojos. Predominan, además, los antropomorfos o figuras de apariencia humana, representados de modos muy variados e, incluso, con elementos añadidos como tocados, atuendos, armas, etcétera. También se localizan signos de motivos circulares, ramiformes, bitriangulares, cuadrangulares, reticulados, pectiniformes –de forma de peine o dentado– y oculados.

En cuanto a los grabados, en líneas generales se pueden apreciar dos tipos: cazoletas –incisiones profundas sobre roca– y lineales, distribuidos en siete abrigos, cuatro de ellos sólo con grabados, mientras que en el resto aparecen junto a las pinturas.

El estudio continuado de los abrigos de Peñas de Cabrera, que ahora formarán parte del Catálogo General del Patrimonio Histórico Andaluz, ha permitido verificar la relación entre estas manifestaciones y el área en la que se desarrollan, creando líneas de visualización con algunos accidentes geográficos y fenómenos astronómicos.

Como testimonio de este hecho se cuenta con una figura antropomorfa con los brazos en círculo, desde donde se observa el orto solar en el solsticio de verano por detrás del alto del Fraile y los tajos de Gomer y Doña Ana. Asimismo, otros motivos se pueden relacionar con El Torcal. No obstante, y así lo ha constatado la presencia de un taller de sílex, los abrigos no sólo eran espacios simbólicos y de culto, sino también de actividades cotidianas.

Asimismo, como complemento de estos elementos descritos y en relación con el espacio ritual y simbólico de los abrigos de Peñas de Cabrera, se localiza el dolmen del Tajillo del Moro, cuya estructura megalítica se compone de una cámara ovalada y un pasillo dividido en dos partes, que sirvió de tumba a tres individuos.

El ajuar allí encontrado está formado por material cerámico, integrado por cuencos globulares y hemisféricos, platos, etcétera, además de por piezas de sílex, entre otros elementos.

Por otro lado, el estudio ocupacional de la zona arqueológica ha permitido identificar restos de materiales pertenecientes a las épocas romana y medieval. También a este periodo corresponderían unos frentes de cantera y una serie de grabados cruciformes. De momentos posteriores, ya modernos, son algunas estructuras dispersas, una calera y dos eras.

CONOCIDOS EN LA DÉCADA DE LOS 70

La zona de Peñas de Cabrera, en concreto sus pinturas rupestres, se dieron a conocer científicamente en la década de los 70 por parte de la Universidad de Málaga (UMA).

Estos abrigos han sido estudiados por eminentes investigadores que han llevado a cabo trabajos muy diversos, englobados en actividades como prospecciones arqueológicas, realización de calcos, levantamientos topográficos y elaboración de un inventario de motivos rupestres.

El conjunto ha sido también investigado en el marco del proyecto Sociedades, Territorios y Paisajes en la Prehistoria Reciente de las Tierras de Antequera.

Asimismo, aparte de las diversas publicaciones especializadas que permiten complementar el conocimiento sobre los diversos yacimientos arqueológicos que componen este complejo, la Consejería de Cultura ha editado recientemente la ‘Guía del Enclave Arqueológico de Peñas de Cabrera’, lo que ha permitido actualizar todos los datos.

La zona forma parte, igualmente, del programa que se desarrolla desde el Conjunto Arqueológico Dólmenes de Antequera para revalorizar una serie de yacimientos cercanos y abrirlos a la visita pública.

martes, 3 de enero de 2012

GRANADA. EL CENTRO DE INTERPRTACION DEL MEGALITISMO DE GORAFE NOS SITUA EN 5000 AÑOS ATRAS.

El Centro de Interpretación del Megalitismo a 600 metros bajo tierra  imita la estructura de un dolmen. Hace retroceder al visitante 5.000 años atrás en el tiempo.
 Un museo subterráneo y con forma de dolmen. La zona del norte de la provincia de Granada fue rica en enterramientos megalíticos durante el Neolítico, un patrimonio prehistórico que desde este verano acoge la localidad de Gorafe, presentado a través de un centro enterrado a 600 metros bajo tierra y que copia la estructura de un enterramiento de hace 5.000 años en la distribución de sus espacios.
El municipio de Gorafe ha buscado situarse en el mapa del turismo rural con el estreno del llamado Centro de Interpretación del Megalitismo. Rodeado por 11 necrópolis en las que se cuentan un total de 198 tumbas, no les han faltado modelos para este museo que combina el ejemplo práctico de los enterramientos de la antigüedad con las nuevas tecnologías para mostrar como era la vida en la Andalucía de hace 5.000 años.
El centro consta de una cubierta-mirador y un edificio subterráneo de 600 metros cuadrados que acogen contenidos explicativos sobre este fenómeno cultural prehistórico y su contexto cronológico y social. Destaca la reciente incorporación de una proyección audiovisual en 3D que hace retroceder al visitante 5.000 años para conocer el antiguo aspecto del valle del río Gor.
Al interior del dolmen-museo se accede por una rampa, llegando a un espacio abovedado a imagen y semejanza de las antiguas tumbas. Está diseñado para resultar complementario del Parque Megalítico de Gorafe, una ruta por los dólmenes mejor conservados con los que cuenta el municipio.
Es, desde ahora, el mayor centro de interpretación de la comarca y, por extensión, de la provincia, y está pensado como un centro de divulgación, que sirva para recibir a excursiones de escolares de toda Andalucía, además de a los curiosos interesados por el tema. El proyecto data de 2002 y ha sido tan complejo de realizarse como su financiación.
Para su puesta en marcha, ha contado con el apoyo de la Consejería de Agricultura y Pesca que, en total, ha destinado a este centro más de 120.000 euros en subvenciones. El museo se ha beneficiado también de un importante apoyo económico de fondos europeos de Desarrollo Rural.
En concreto, al proyecto Leader para adaptar el centro, adecuando el espacio a las actividades propias de un museo, se concedieron 500.000 euros cofinanciados por el Fondo Europeo de Orientación y Garantía Agraria (Feoga) y las Administraciones estatal y autonómica; y la ayuda concedida el pasado año al proyecto Lidera dirigido a la mejora y ampliación de las instalaciones ronda los 51.000 euros.

EXCAVACION EN EL YACIMIENTO PALEOLITICO DE ARBO.

Ocho arqueólogos voluntarios del Instituto de Estudos Miñoranos iniciarán esta semana una segunda fase de excavaciones del yacimiento paleolítico de O Cabrón, en una finca privada destinada a viñedo en Arbo.
Una pequeña extensión fue excavada el verano pasado por el citado colectivo. Los arqueólogos concluyeron que se trata del yacimiento más importante de Galicia. Lo datan en la época achelense, en el Paleolítico inferior (sobre 250.000 años de antigüedad). Los materiales que encontraron, 120 piezas bien conservadas, se hallaban justo en el lugar que los dejaron los ocupantes del poblado, lo que permitió avanzar conclusiones sobre el uso del yacimiento.
El Instituto de Estudos Miñoranos y el alcalde de Arbo firmaron ayer un convenio de colaboración para llevar adelante esta segunda fase de excavaciones. El Concello aportará mil euros para costear el transporte y la comida de los arqueólogos. El instituto organizará dos jornadas de puertas abiertas y, una vez finalizada la campaña, dará cuenta de los hallazgos y las conclusiones.