viernes, 31 de agosto de 2012

DESCUBREN ORIGEN DE LA CULTURA MODERNA HACE 44.000 AÑOS EN SUDAFRICA.

 Una de las cuestiones fundamentales de la evolución humana es conocer cuándo emergieron culturas similares a la nuestra, que podamos considerar modernas. Hasta ahora, la mayoría de los arqueólogos creían que esto había ocurrido hace unos 10.000 o como mucho 20.000 años en el sur de África.
 
Sin embargo, una nueva investigación realizada por un equipo internacional de investigadores cree que el surgimiento de la cultura moderna se produjo mucho antes, hace 44.000 años, en el mismo lugar. Nuestros predecesores allí establecidos ya utilizaban muchos de los artefactos y elementos materiales como armas, adornos o elementos simbólicos que caracterizan el estilo de vida de los bosquimanos o hombres de San, pueblos africanos tradicionalmente cazadores-recolectores.
 
La investigación realizada por un equipo de científicos de Sudáfrica, Francia, Italia, Noruega, EE.UU. y Gran Bretaña, aparece en dos artículos publicados en la prestigiosa revista Proceedings de la Academia Nacional de Ciencias de EE.UU. (PNAS).
 
Situado en las estribaciones de las montañas de Lebombo en KwaZulu-Natal, Sudáfrica, el yacimiento Border Cave ha conservado material orgánico de una forma excepcional. Los autores del estudio dicen que sus resultados han demostrado sin lugar a dudas que en torno a 44.000 años atrás la gente de ese enclave ya empleaba, por ejemplo, palos para excavar similares a los tradicionalmente utilizan los San.
 
Cera de abeja
 
«Se adornaban con cuentas hechas con cáscaras de huevo de avestruz y conchas marinas, y huesos con muescas con propósitos de notación. Utilizaban punzones de hueso y puntas de flecha envenenadas», dice Lucinda Backwell, de la Universidad de Wits en Sudáfrica.
 
El análisis químico de los residuos en un palo de madera decorado con incisiones revela que, al igual que hacen los San, los utilizaban para mantener y llevar un veneno que contiene ácido ricinoleico, que se encuentra en las semillas del ricino. Es la primera evidencia jamás descubierta del uso de este veneno.
 
Los científicos también han encontrado un trozo de cera de abeja, mezclado con resina y huevo y envuelto en fibras vegetales elaboradas a partir de la corteza interior de una planta leñosa. Este compuesto se utilizaba para fijar las puntas de flecha y otras herramientas y es la evidencia más antigua conocida de la utilización de la cera de abejas. Además, los colmillos de jabalí se empleaban en punzones y puntas de lanza.

CONFIRMACION DE LA EXISTENCIA DE UNA NUEVA ESPECIE HERMANA HUMANA HERMANA DE LOS NEANDERTALES.

En marzo de 2010, un extraño fósil salió por primera vez a la luz pública. Encontrado dos años antes en la remota cueva siberiana de Denisova, en los montes Altai, se trataba de un fragmento del dedo meñique de una niña (o de un niño) de unos siete años de edad que habitó en esa región hace más de 50.000 años.
 
En el mismo lugar se encontraron también varios artefactos y herramientas y, algo más tarde, dos piezas dentales.
 
Como explica José Manuel Nieves en ‘ABC’, los restos eran demasiado escasos como para determinar, por su morfología, la especie humana a la que pertenecían.
 
Así que terminaron en Leizpig (Alemania), en manos de Svante Pääbo, director del Instituto Max Planck de Antropología Evolutiva y uno de los mayores expertos mundiales en ADN fósil.
 
Pääbo, el investigador que logró secuenciar el genoma del hombre de Neandertal, consiguió extraer del hueso del dedo varias muestras de ADN mitocondrial, un material genético que no se encuentra en el núcleo de las células, sino repartido en diversos orgánulos (mitocondrias) del citoplasma celular y que sólo se transmite de madres a hijas.
 
Por eso bautizó el fósil como “Mujer X”.
 
Ahora sale a la luz un nuevo informe con la secuencia completa del genoma de los denisovanos, arrojando luz sobre las relaciones entre estos humanos arcaicos, estrechamente relacionados con los neandertales y los humanos modernos.
 
Los resultados son publicados en la revista ‘Science’.
 
La evidencia fósil de los denisovanos es escasa; la existencia de este grupo salió a la luz en 2010, cuando se halló el ADN de la pieza de un hueso de un dedo y dos molares excavados en una cueva al sur de Siberia.
 
Svante Pääbo, junto a su equipo de investigación, desarrolló un tratamiento que descomprimió el ADN, para que cada una de sus dos cadenas se pudiesen utilizar para generar moléculas para la secuenciación.
Este método permitió al equipo generar una minuciosa secuencia del genoma, similar en calidad a lo que los investigadores pueden obtener del genoma humano moderno.
 
Los expertos compararon entonces el genoma del denisovano con los de varios seres humanos modernos de todo el mundo, observando que los denisovanos comparten más genes con las poblaciones de las islas del sureste de Asia, incluyendo Melanesia y los aborígenes australianos, que con poblaciones en otras partes de Asia.
 
El estudio informa sobre otros hallazgos. Por ejemplo, los investigadores generaron una lista de los últimos cambios en el genoma humano, producidos después de la división de los denisovanos.
 
Esta lista ayudará a los científicos a comprender lo que diferencia a los seres humanos modernos de denisovanos y neandertales.
 
Si la investigación muestra que el tamaño de la población neandertal cambió con el tiempo de una manera similar, esto puede sugerir que una sola población que salió de África dio lugar tanto a los denisovanos como a los neandertales.

jueves, 30 de agosto de 2012

SANTIMAMIÑE, VIZCAINOS DEL MAGDALENIENSE.

Se trata de los vestigios de los moradores del periodo Magdaleniense, de entre 12.000 y 12.700 años de antigüedad, que dejaron su legado en forma de cenizas. Más concretamente, se trata de los restos de los prolongados fuegos con los que los cazadores de aquella lejana época realizaban para cocinar sus capturas cinegéticas en el vestíbulo de la gruta.
 
El equipo de arqueólogos dirigidos por el especialista Juan Carlos López Quintana ha logrado recuperar la friolera de 300 vestigios de aquella época, principalmente los restos óseos de los alimentos que ingerían aquellos remotos cazadores cuyos ojos veían una Urdaibai muy diferente a la actual. También se han recuperado piezas de sílex con las que estos cazadores y recolectores lograban su sustento diario, a pesar de las dificultades que la naturaleza les ponía. Y es que en un paisaje estepario con una temperatura inferior a la actual -entre 10 y 15 grados menos- y una línea costera a 4 o 5 kilómetros más lejana que la de ahora, la caza suponía su principal sustento. Y tras cobrarse piezas como bóvidos, cabras, ciervos o corzos, el fuego del interior de la gruta les servía de estancia para la alimentación.
 
“El fuego central tiene un diámetro de más de un metro, con diferentes capas que se han endurecido con el paso del tiempo”, señaló ayer López Quintana. Ello supone que la ocupación durante la época fría de la época magdaleniense fue “prolongada”. Pero su hábitat en el vestíbulo de Santimamiñe, al que apenas consiguen entrar los rayos del Sol, era aún más grande. “De hasta cuatro metros”, incidió el arqueólogo, “frente a una zona interior muy húmeda por las filtraciones y los goteos”, el espacio donde se encuentra el arte parietal -con medio centenar de figuras grabadas por las manos prehistóricas- y las más impresionantes formaciones geológicas de la cueva, sellada a las visitas en el 2006 por su mal estado.
 
Pero la mayor parte de restos óseos hallados no quedaron sobre ese fuego, sino que fueron acumuladas por los sedimentos en los milenios posteriores en esa gran sala central de Santimamiñe. Entre ellas destacan las piezas de animales cazados, pero también restos de salmones o crustáceos, como erizos de mar, que recolectaba el hombre antiguo en la línea costera de Urdaibai.
 
NUEVA HIPÓTESIS
 
El magdaleniense pintor
 
Ese vizcaino de hace 12.000 años “tenía una estrategia de subsistencia diversificada”, narró López Quintana. “Falta le hacía para poder sobrellevar unas condiciones tan extremas”, desveló. Aunque, al abrigo de los últimos secretos desvelados, una nueva hipótesis se podría abrir paso: que los autores de las famosas pinturas rupestres de Santimamiñe fueron coetáneos o “estén próximos en el tiempo” a los hombres a los que el fuego del vestíbulo alumbraba hace más de doce milenios.
 
Así, y con los datos actuales del estudio del hábitat, se plantea que el hombre del Magdaleniense medio o final pudiera ser el autor de esas pinturas. Pero, con palabras revestidas de cautela, López Quintana les citó como sus “probables” autores, que no definitivos. Habrá que seguir trabajando en los misterios de una vetusta cueva que sigue sorprendido al ser humano moderno.

miércoles, 29 de agosto de 2012

HALLAN TRES FOSILES DE UNA NUEVA ESPECIE DE HOMINIDO EN EL ESTE DE AFRICA.


Un cráneo y dos mandíbulas inferiores de tres individuos que vivieron hace unos 1,95 millones de años, durante el Paleolítico Inferior.
 
El este de África estuvo habitado por tres especies de homínidos al comienzo de la evolución humana, el Homo erectus, el Homo habilis y una tercera especie recién descubierta, a partir del hallazgo de tres fósiles en un yacimiento de Kenia.
 
El descubrimiento, del que informa este miércoles la revista ‘Nature’, es obra de un equipo de científicos del Instituto Max Planck de Antropología Evolutiva de Alemania y arroja nueva luz sobre los primeros momentos de la evolución humana tras la escisión de los primates.
 
Los fósiles, un cráneo casi completo y dos mandíbulas inferiores, pertenecieron a tres individuos diferentes que vivieron hace unos 1,95 millones de años, durante el Paleolítico Inferior, y se conservan en buen estado, según explicó Fred Spoor, paleontólogo y co-autor del artículo junto a la también paleontóloga Meave Leakey, del Turkana Basin Institute de Nairobi (Kenia).
 
En concreto, se trata de la cara y algunos dientes de un niño de alrededor de ocho años; una mandíbula inferior casi completa, con varias piezas dentales y raíces, que perteneció a un individuo adulto, y un fragmento de otra mandíbula inferior que conserva varios incisivos pequeños.
 
De hecho, según subrayó Spoor, una de esas dos mandíbulas es “la más completa hallada nunca perteneciente a un homínido primitivo”.
 
Los huesos aparecieron durante una excavación en el yacimiento de Koobi Fora, una región rocosa del norte de Kenia próxima al lago Turkana, rica en enterramientos y en aquel entonces, un hábitat ideal para los primeros homínidos, con temperaturas cálidas y mucha vegetación.
Significado
 
En 1972, los investigadores encontraron un cráneo en Kenia cuyas características -un rostro más grande y plano que los demás fósiles de la zona- no permitían encuadrarlo con ninguna de las especies identificadas hasta el momento, y la comparación resultaba aún más difícil porque carecía de mandíbula y dientes.
 
Este cráneo se convirtió en un enigma para los paleontólogos y abrió un debate sobre si, al comienzo de la evolución humana, hubo una o dos especies de Homo además del ya conocido Homo erectus, del que descienden el Neandertal y el Homo Sapiens.
 
Ahora, el hallazgo de los nuevos fósiles de Kenia, muy parecidos al de 1972, confirma que efectivamente fueron tres especies contemporáneas: el Homo Erectus, el Homo Habilis y una tercera, a la que aún no han puesto nombre, en espera de un estudio más detallado que permita conocer su parecido con el Homo Habilis.
 
“Cuando encontramos los fósiles de la cara, su parecido con el fósil de 1972 era inmediatamente obvio”, relató Spoor.
 
La morfología de los huesos indica que estos individuos tendrían una cara alargada y más plana, y un paladar con forma de U, que se diferencia del resto de los homínidos de su época, con forma de V.
Según Spoor, las tres especies convivieron en el mismo tiempo y espacio, pero lo más probable es que se evitaran entre ellas.
 
“Es posible que se conocieran, pero entre las especies de mamíferos cercanas a los homínidos lo más habitual es que se eviten entre ellas, como pasa con los gorilas y los chimpancés del Congo”, afirmó Spoor.
 
“El este de África era un lugar bastante poblado, con distintas especies que probablemente seguían dietas diferentes que aún no conocemos”, pero que podrían ser la clave de su convivencia en un mismo hábitat, al no tener que competir por los mismos alimentos, precisó Spoor.
 
Aunque tanto el Homo Habilis como esta nueva especie terminaron extinguiéndose, a diferencia del Homo Erectus, “parece evidente que la evolución humana no siguió una línea unidireccional”.

UN ELEFANTE DE 100.000 EN EL LITORAL CATALAN.

 
Un grupo de arqueólogos localiza unos restos con más de 100.000 años en la cueva del Rinoceronte de Castelldefels. El mamífero aparece completo.
 
La cueva del Rinoceronte, en Castelldefels, sigue desvelando sus secretos. El más reciente fue hecho público ayer. Un grupo de arqueólogos ha descubierto los restos completos de un elefante con 100.000 años de antigüedad. Las excavaciones están dirigidas por el grupo de investigación del Cuaternario-SERP (Seminario de Estudios e Investigaciones Prehistóricas) de la Universidad de Barcelona y financiadas por el Ayuntamiento de Castelldefels y el servicio de Arqueología y Paleontología de la Generalitat.
 
Según explicó a LA RAZÓN Joan Daura, uno de los responsables del descubrimiento, el animal es «una especie antigua, anterior a la llegada de los mamuts. Por ahora hemos podido documentar las dos extremidades posteriores completas, además de la pelvis y la columna vertebral en conexión anatómica». Daura cree que puede tratarse de una cría de elefante, con una edad de entre 6 y 7 años.
 
Hasta fecha reciente, en esta zona del Garraf se habían podido localizar algunas partes aisladas del esqueleto de estos paquidermos, como las defensas, especialmente del mamut, cronológicamente más moderno que el elefante ahora rescatado.
 
El equipo de la Universidad de Barcelona espera poder concluir esta semana sus trabajos en este descubrimiento excepcional. Nunca había aparecido un animal completo de estas características en Cataluña.
 
El especialista explicó que el hallazgo viene a demostrar que en esta zona del litoral catalán hace 100.000 tenían unas temperaturas mucho más cálidas que ahora. No sería exagerado calificar la climatología del Garraf en esa época como «muy similar a la de África». El dato también viene avalado por el descubrimiento en la cueva de una veintena de tortugas mediterráneas, aunque pueden existir más sorpresas en futuas excavaciones.
 
«Sabemos que debajo del elefante puede haber un rinoceronte, probablemente más antiguo que el animal que estamos excavando en la actualidad», concluyó Daura.

lunes, 27 de agosto de 2012

RESTOS DE HOGARES PALEOLITICOS EN LA CUEVA DE EIRÓS.

El equipo de arqueólogos que está coordinando las excavaciones en la Cova Eirós sigue realizando hallazgos importantes en el yacimiento y, después de encontrar las primeras muestras de arte rupestre del noroeste peninsular, ha localizado restos que apuntan a la existencia de hogares del paleolítico medio y superior en esa gruta del municipio lucense de Triacastela.
 
En declaraciones a EFE, uno de los coordinadores de la excavación, Arturo de Lombera, confirmó que los hallazgos que se están produciendo van "en la línea" de los realizados el pasado año, en la cuarta campaña de excavaciones en el yacimiento de la Cova Eirós, lo que a su juicio "es bueno", porque "demuestra que las hipótesis de las que partía" el equipo de investigación "son correctas".
 
Después de hallar los "primeros restos de arte parietal paleolítico" que han sido localizados en Galicia, en forma "de pinturas y grabados rupestres", los arqueólogos han encontrado ahora señales de huesos quemados en dos niveles diferentes de las excavaciones, que insinúan la existencia de dos hogueras.
 
En concreto, según informó el codirector de las investigaciones, han sido localizadas las huellas de un hogar en el nivel que marca unos 118.000 años de antigüedad, que se corresponde con el paleolítico medio, en la zona de la entrada de la cueva, por lo que los arqueólogos han empezado a excavar para seguir documentando el hallazgo.
 
Con todo, una de las principales novedades es que también han localizado huesos quemados en el nivel que se corresponde con unos 30.000 años de antigüedad, en este caso del paleolítico superior.

 
Esas señales apuntan indicios de la existencia de un posible hogar en la cueva durante esa época, aunque el coordinador de las excavaciones reconoció que son pruebas que habrá que verificar, dado que el fuego pudo originarse de forma fortuita en la entrada de la gruta.
 
Además, en el sector de la entrada de la cueva han aparecido restos de fauna e industria lítica, incluso tallas laminares que, según Arturo de Lombera, no se encuentran en el paleolítico medio, lo que contribuiría a reforzar la hipótesis de que en la misma caverna vivieron, en épocas diferentes, Homo Neanthertales y Sapiens.
 
Por otra parte, los arqueólogos buscan también en el interior de la gruta restos que se puedan asociar con las manifestaciones de arte rupestre encontradas en el yacimiento, pero de momento sólo han localizado vestigios que podrían ser de origen medieval, como un punzón de hueso.

 
Las investigaciones que se están desarrollando en el entorno de la Cova Eirós, por parte de arqueólogos de las universidades de Santiago de Compostela y de la Rovira y Virgill (Tarragona), forman parte del proyecto "Ocupaciones humanas durante el Pleistoceno en la cuenca media del Miño".
 
Desde 2008, se han desarrollado, si contamos la actual, cinco campañas de excavaciones en la cueva, y en la entrada ya se han localizado varios niveles de ocupación del Paleolítico Medio y Superior, con una antigüedad que oscila entre 85.000 y 35.000 años, así como restos de la Edad de Bronce y del medievo.
 
El director del proyecto es el historiador Ramón Fábregas, mientras que Arturo de Lombera y Xosé Pedro Rodríguez actúan como coordinadores de las excavaciones, en las que participan catorce arqueólogos y que continuarán en el yacimiento de Triacstela hasta el día 9 de septiembre.

miércoles, 22 de agosto de 2012

EL HAYAZGO DE UN CRANEO PERMITE ADELANTAR 20.000 AÑOS LA LLEGADA DEL HOMBRE MODERNO A ASIA DESDE AFRICA.

El hombre moderno —nuestro antepasado directo— era un impenitente viajero. Y, para los medios de la época —a pie—, bastante rápido. Tanto, que llegó, desde el origen común africano de hace más de 140.000 años al sudeste asiático, hace unos 60.000, según publican en PNAS, la revista de la Academia Americana de Ciencias, investigadores de la Universidad de Illinois en Urbana-Champaign.

La datación ha sido posible gracias al hallazgo de fragmentos de un cráneo muy bien conservados en una cueva de los montes Anamitas, al norte de Laos. Y el resultado hace retroceder en 20.000 años la fecha estimada de la llegada de nuestra especie al sudeste asiático.

El hecho de que el hallazgo haya sido de una calavera es especialmente importante. Cuestiones como la capacidad cerebral, la composición de la dentadura, o incluso la forma de caminar, se pueden determinar con estos restos. Por eso los investigadores, que admiten que hay otros restos en la zona que podrían ser de la misma época, consideran que es este el hallazgo determinante, por su grado de conservación y la información obtenida.

Los antropólogos destacan, además, el hecho de que la calavera haya sido encontrada en el interior, y no en la costa. Se supone que la ruta inicial de las migraciones desde África a Asia fue siguiendo el litoral, pero este descubrimiento indica que ya en aquellos años la expansión del ser humano y sus capacidades le permitían adentrarse y buscar otros hábitats en los que explotar los recursos.
En la cueva no se han encontrado más restos, ni utensilios, lo que permite a los descubridores descartar que se tratara de un enterramiento o de un lugar permanentemente habitado. La teoría que manejan los estudiosos es que el individuo murió cerca, y que sus restos acabaron en ella tiempo después.

“Es un fósil del ser humano moderno especialmente antiguo y lo es, especialmente, para esta región”, ha dicho la antropóloga de la Universidad de Illinois Laura Shackelford, que dirigió el trabajo junto a Fabrice Demeter, del Museo Nacional de Historia Natural de París. “Hay otros fósiles de humanos modernos en China o en islas del sudeste asiático que podrían ser de la misma época, pero o no están bien datadas o no presentan rasgos humanos definitivos. Este cráneo está muy bien datado y muestra rasgos concluyentes del ser humano moderno”, ha dicho.

El hecho de que el hombre haya llegado a esa zona de Asia tan temprano permite asegurar la idea de que todos los actuales habitantes del mundo tienen el mismo origen. En el apretado calendario antropológico había un problema con la población de Australia y Oceanía. Lo lógico es que esta descienda de los mismos antepasados que el resto, cuyo origen actual se sitúa ahora en el Sur de África. Y el camino natural para llegar hasta ahí era que el ser humano hubiera llegado desde Asia cruzando por Indonesia. Mas había un pequeño problema para cuadrar las fechas, ya que las dataciones anteriores, que situaban el paso de los humanos por Indochina hace solo 40.000 años, no dejaban casi margen para que los aborígenes llegaran y se asentaran en Oceanía. Esto abría la puerta —o no permitía cerrarla del todo— a una teoría casi descartada, que es la de que hubiera habido varios orígenes de los seres actuales.

LAS TEIXONERES PODRIA ACOGER EL HOGAR MAS ANTIGUO DE CATALUÑA.

La alta probabilidad de que en el interior de las Toixoneres haya restos de hogar más antiguas de Cataluña y la certeza de la presencia humana prehistórica en Toll son las dos grandes noticias que deja la décima campaña de excavaciones arqueológicas realizada en estas dos cuevas del Moianès, unos trabajos que el equipo codirigido por Jordi Rosell, Ruth Blasco y Florent Rivals inició el 3 de agosto pasado y cierra hoy. Una veintena de especialistas han participado en una iniciativa que tiene la continuidad asegurada pese a la "desafección" que, en palabra de Rosell, ha causado la merma de los recursos que aporta anualmente la administración local, un recorte que se ha concretado en el La ausencia de presupuesto para la manutención alimentaria de los arqueólogos, alojados durante dos semanas en La Masia.

Las excavaciones que se llevaron a cabo en Toll en noviembre del año pasado con motivo de la grabación del programa televisivo Sota Terra, de TV3, proporcionaron una sorpresa mayúscula a los arqueólogos: el descubrimiento de las trazas de un hogar en un rincón oscuro en el interior de las Toixoneres. Un hallazgo inesperado porque hasta entonces, durante las campañas que el Instituto Catalán de Paleoecología Humana y Evolución Social (IPHES) hay realiza cada verano desde 2003, los hogares localizados se encontraban en la entrada de la cueva y su antigüedad se documenta en unos 50.000 años. En cambio, este otro queda por debajo de la cota de 98.000 años y, si se confirma este registro, sería la evidencia de fuego más antigua jamás localizada en Cataluña.

La sospecha es fundada, pero el paso de la hipótesis razonada a la certeza científica la han de dar las investigaciones que se harán a partir de ahora en el laboratorio. "Tenemos que ser prudentes", apuntó ayer Jordi Rosell. La constatación haría retroceder notablemente la cronología de la presencia del hombre de Neandertal en la zona. "No hemos encontrado ninguna pieza de menaje o de industria lítica asociada al hogar, pero sí restos fósiles como un diente de potro a partir de la cual podremos aplicar la Prueba de uranio-torio para determinar la antigüedad", comentó Rosell . "Es un hogar muy delgado, de pocos días y horas de duración ubicado en un lugar bien ventilado, entre dos galerías".

La convicción de los arqueólogos era que la presencia humana se limitaba a la boca de la gruta, pero este descubrimiento evidencia que la alternancia de la ocupación de la cueva entre humanos y carnívoros "fue una constante", según Jordi Rosell. Las dos últimas campañas llevadas a cabo han permitido certificar que la zona de las Toixoneres estuvo habitada por grupos estables de neandertales y no sólo por individuos que llegaban de paso hacia otros destinos.

La investigación en las cuevas del Toll ha ofrecido la constatación de la presencia humana gracias a los hallazgos de industria lítica realizadas, tales como herramientas de sílex. "En los años 50", explicó Rosell, "se hicieron descubrimientos como esta, pero la documentación trataba todas las cuevas de forma conjunta y no podemos saber si lo que encontraron había desenterrado al Toll o a las Toixoneres". Asegurada una respuesta, los arqueólogos se les abren ahora unas cuantas nuevas preguntas: "sabemos que estaban, pero ... ¿qué hacían? Estas piezas de sílex no hablan todavía de ningún período cultural concreto". Sin embargo, estos hallazgos hacen que "el Charco vuelva a ser una cueva arqueológica y no sólo paleontológica".

Restos animales varias de ejemplares de oso de las cavernas, bisonte, ciervo y rinoceronte, y rastros polínicos que explican el paisaje prehistórico del Toll son otros descubrimientos que ha realizado el equipo del IPHES. Cerrada la campaña, los arqueólogos se enfrentan ahora a la tarea de clarificar el laboratorio las hipótesis formuladas y documentar con precisión los restos excavados. Un bagaje que confirma la importancia creciente de las cuevas del Toll a escala internacional.

Fuente: Regio7.cat

¿UNA ATAPUERCA GALLEGA?

Cuatro años de trabajos arqueológicos desarrollados por un equipo de investigación de la Universidad de Santiago de Compostela han descubierto pruebas de arte rupestre en la Cova de Eirós de Triacastela (Lugo), que serían las primeras evidencias en el Noroeste peninsular.

En las investigaciones, ha participado también un equipo del Insititut Català de Paleoecologia Humana i evolucio Social de Tarragona. La mayoría de los motivos, que no ofrecen formas fácilmente reconocibles a primera vista, aparecen concentrados en la gran sala del interior de la cavidad, siendo pinturas en negro y grabados.

En el primer caso, usando carbón vegetal como pigmento, forman contornos de animales incompletos, líneas de puntos o marcas, mientras que el segundo caso representan los dibujos más numerosos, más visibles.Esta investigación revela por primera vez la presencia de varios periodos representados, encuadrados dentro de dos momentos del Paleolítico superior, el Graveto-Soluitrense y Magdalense, que se remontan a cerca de 30.000 años.

La gruta natural donde se ha llevado a cabo el trabajo según los investigadores tendría más de 100.000 años. La alcaldesa de Triacastela Olga Iglesias ha destacado que aunque los dibujos "no son tan evidentes como los que aparecen en Altamira", si son equiparables a las pinturas rupestres que existen "en la Meseta, en el Cantábrico o en Portugal".

Además constata que en Galicia no existe "ninguna otra fuente de pintura rupestre", y en este caso detalla que se debe a que la cueva de Triacastela "es de lo poco de origen calizo que existe en Galicia y eso ha permitido su conservación". En el lugar ya aparecieron otros restos, como una aguja en hueso, y los expertos mantienen que en la gruta gallega convivieron tanto el neardental con el homo sapiens.

Mientras tanto el rector de la USC durante su visita al yacimiento, ha destacado que este descubrimiento es "una magnífica muestra de los resultados que ofrece la cooperación interuniversitaria en materia de investigación". Por su parte Enrique Alkorta, responsable de arqueología de la red museística de la Diputación de Lugo, aventura que, de la misma forma que aparecen ahora estas pinturas que sugieren formas animales, si se profundiza en la cueva deberían hallarse “grupos que representan más cosas”.

“Ahora hay que investigar el yacimiento, excavarlo y ponerlo en valor, pero eso aún tardará años”. La campaña actual se desarrollará hasta el 9 de septiembre y se confían en encontrar más vestigios relacionados con las pinturas.