viernes, 30 de noviembre de 2012

HIPOTESIS DE QUE LOS NORTEAFRICANOS SE MEZCLARON CON LOS NEANDERTALES.

Un equipo de investigadores con participación del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) ha constatado que las poblaciones del norte de África muestran en sus genes la huella de hibridación con los neandertales (Homo neanderthalensis). Hasta ahora se pensaba que esta señal de mezcla entre esta especie desaparecida hace entre 30.000 y 24.000 años y el Homo Sapiens podía hallarse sólo en humanos no africanos.
 
Los investigadores, que han publicado el estudio en 'PLOS ONE', han llevado a cabo un análisis genómico en siete poblaciones del norte de África, desde Egipto hasta el Sáhara Occidental. Tras estudiar 780.000 marcadores genéticos del genoma de 125 personas, han detectado un exceso de variantes compartidas con los neandertales respecto a los genomas de africanos subsaharianos que han usado como referencia.
 
Para delimitar el origen del componente neandertal, los investigadores han aislado aquellas poblaciones con un sustrato local más antiguo, anterior a hace 40.000 años, y han constatado que estas son precisamente las que tienen más señales de cruce con los neandertales. "Los resultados indican que los únicos humanos modernos sin rastro genético de los neandertales son las poblaciones africanas situadas al sur del Sáhara", ha destacado el investigador del CSIC Carles Lalueza-Fox.
 
El trabajo sugiere, por tanto, que las poblaciones norteafricanas, modeladas por una compleja historia evolutiva marcada por diversos movimientos migratorios, son el resultado de una migración de vuelta a África, tras el contacto de los humanos modernos con los neandertales en Oriente Próximo.
 
"Estos resultados no significan que hubiera neandertales en el continente africano, ya que las evidencias del registro fósil norteafricano muestran poblaciones arcaicas, pero sin rasgos neandertales", ha aclarado Lalueza-Fox.
 
Hace dos años, un grupo de investigadores del Proyecto Genoma Neandertal con participación del CSIC constató que las poblaciones de Europa, Asia y Melanesia poseen casi un 2,5 por ciento del genoma procedente de los neandertales. El hecho de que todas las poblaciones no africanas muestren este rastro genético de hibridación ha permitido calcular que el encuentro entre los antepasados de la especie humana y los neandertales tuvo lugar en Oriente Próximo hace entre 40.000 y 80.000 años.
 
Para el investigador del Instituto de Biología Evolutiva Federico Sánchez Quinto, "el porcentaje exacto del genoma neandertal que portan las diferentes poblaciones humanas, dentro y fuera de África, podrá afinarse en el futuro con genomas completos del norte de África y con un genoma neandertal con una mayor calidad de secuencia".
 
 
Fuente: Europa Press.

PUNTAS DE LANZAS CON EMPUÑADURA HACE 500.000 AÑOS

Los humanos primitivos ataban puntas de piedra a mangos de madera para confeccionar lanzas y cuchillos 200.000 años antes de lo que se pensaba. Según un estudio publicado en la revista Science, el ancestro común de neandertales y Homo sapiens –el Homo heidelbergensis– ya empleaba esta técnica.
 
La empuñadura fue un avance tecnológico clave que hizo posible manejar o lanzar puntas afiladas con mucha más certeza. Tanto los neandertales como los Homo sapiens primitivos crearon puntas de lanza empuñadas, y la evidencia de esta tecnología se hizo común a partir de hace entre 200.000 y 300.000 años.

“Fue una mejora muy significativa en la tecnología de nuestros ancestros humanos. Una herramienta con empuñadura requiere múltiples materiales –piedra, madera, etc.– unir las piezas, múltiples pasos y más tiempo para crearla que una de piedra o una lanza de madera simplemente afilada”, explica a SINC Jayne Wilkins, autora principal del estudio de la Universidad de Toronto (Canadá).
 
Wilkins y su equipo presentan esta semana en la revista Science evidencias de que las puntas de piedra halladas en el yacimiento arqueológico de Kathu Pan 1 (Sudáfrica) fueron atadas para constituir lanzas hace aproximadamente 500.000 años.
 
“Estas puntas de lanza estaban unidas a largas astas de madera y se utilizaron para cazar animales. Para determinarlo nos fijamos en el desgaste y los patrones de rotura de los bordes de las herramientas. Cuando se utilizan como armas hay una alta concentración de daños en la punta y menos en los bordes”, asegura la investigadora.

Los autores reprodujeron de forma experimental, mediante réplicas de estas puntas, la acción de estas herramientas atándolas a tacos de madera y después lanzándolas a cadáveres de gacelas. Las puntas respondieron bien y penetraron en el blanco adecuadamente.
 
“Adjuntar una punta de piedra hasta el final de la lanza añade esencialmente una cuchilla afilada en la punta. Esta cuchilla causará más daño interno y sangrado, por lo que es más fácil para derribar grandes presas y aumenta la probabilidad de éxito en la caza”, añade.
 
Dado que las puntas provienen de capas de sedimento que datan de hace 500.000 años, parece que el ancestro común de neandertales y Homo sapiens, el Homo heidelbergensis –especie a la que pertenece ‘Miguelón’, el famoso cráneo 5 hallado en la Sima de los Huesos (Atapuerca)–, fue el primero en desarrollar la tecnología de empuñadura.

La taxonomía y filogenia de los antepasados ​​humanos que vivieron durante el Pleistoceno aún no se ha establecido firmemente, pero la edad de las puntas encontradas en Sudáfrica son coetáneas a los fósiles atribuidos al género Homo heidelbergensis, de hace entre 600 a 400.000 años.
Antes de unir herramientas de piedra a los extremos de las lanzas, los humanos usaban lanzas afiladas de madera como las que se encontraron de hace 400 mil años en el yacimiento de Schoningen (Alemania).
 
Los estudios genéticos han situado al último ancestro común de los humanos y los neandertales en este período. “Basándonos en esta datación, sabemos que los instrumentos hallados en este yacimiento fueron fabricados por un ancestro humano que precede o está muy cerca de la divergencia humano-neandertal, y que esta especie, presumiblemente Homo heidelbergensis, fue la primera en hacer lanzas con punta de piedra”, concluye la investigadora.

miércoles, 21 de noviembre de 2012

HAYAN PINTURAS Y GRABADOS DE HACE UNOS 20.000 AÑOS EN UNA CUEVA DE PEDREGUER, ALICANTE.

La Cova del Comte, en Pedreguer, escondía en sus entrañas un tesoro que puede convertirse en una de las joyas del patrimonio cultural prehistórico mediterráneo. Eso es lo que, al menos, asegura el grupo de cinco expertos arqueólogos que durante los últimos meses ha llevado a cabo un primer estudio promovido por la Fundació Cirne de Xàbia, que se dedica a la investigación y divulgación del patrimonio. Y es que en el interior de una gran galería a la que sólo se puede acceder reptando unos 30 metros por un resquicio abierto en la roca desde la primera sala de la cueva, se han localizado restos arqueológicos y varias manifestaciones de arte paleolítico realizadas entre el año16.000 y el 18.000 antes de la actual era. Entre ellas, hay tanto grabados como pinturas.
 
La relevancia de lo descubierto en el interior de la gruta radica en varios factores. Por un lado, «en la existencia de pinturas rupestres en el interior de cavidades oscuras», algo de lo que no se conocen precedentes en el Mediterráneo, ya que el arte rupestre levantino siempre se ha encontrado en abrigos encarados al exterior, según el arqueólogo Juan de Dios Boronat.
 
Otra de las peculiaridades que hace única a esta cueva es que combina el arte pictórico con el del grabado, según apuntó el presidente de la Fundació Cirne, Enric Martínez. Éste remarcó que ahora es cuando realmente va a empezar el trabajo de investigación, pues los arqueólogos sospechan que la cavidad aún puede deparar más sorpresas positivas a poco que se siga trabajando en ella.
 
En esta ocasión, la Fundació Cirne ha encontrado un cómplice en el Ayuntamiento de Pedreguer, pero el proyecto tampoco habría sido posible sin la colaboración brindada por la Conselleria de Cultura, del Consorcio de Bomberos de Alicante, ni de las aportaciones realizadas por varias empresas de Pedreguer, como Rolser, Masymas y Manufacturas Miralles.
 
El estudio de la cueva promovido por Cirne ha sido desarrollado por los arqueólogos Josep Casabó, Juan de Dios Boronat, Ximo Bolufer, Marco Aurelio Esquembre y Pasqual Costa.

AMET HALLA HUESOS HUMANOS PREHISTORICOS EN ARAOTZ, GUIPUZKOA.

Hace dos años encontraron el cráneo completo de un oso pardo en una cueva de Arantzazu. Podrían ser del Neolítico o de la Edad de Bronce, es decir de hace unos 3.000 o 4.000 años.
 
Los espeleólogos del Aloña Mendi (Amet) han vuelto a demostrar que practican un deporte al servicio de la ciencia, al hallar en una de sus últimas exploraciones por el extenso complejo kárstico oñatiarra, huesos humanos que podrían ser del Neolítico o de la Edad de Bronce.
 
La edad exacta será determinada por los arqueológos que van a examinar el material, aunque los indicios que se manejan es que serían de entre hace 3.000 o 4.000 años y procederían de un antiguo enterramiento.
 
Los restos fueron localizados la semana pasada en una galería inexplorada de una cueva de Araotz y se suman a la larga lista de tesoros paleontológicos hallados en la zona.
 
Hace dos años los espeleólogos oñatiarras ya encontraron el cráneo completo de un oso pardo en la cueva de Fraidebaso, de los alrededores de Arantzazu, una cavidad que no había sido explorada hasta la fecha porque tenía un acceso muy complicado.
 
En esta ocasión ha ocurrido algo similar. La galería en la que se ha producido el hallazgo estaba cubierta de sedimentos, pero en verano se dieron cuenta de que por una ranura de unos 5 centímetros entraba una pequeña corriente de aire y la semana pasada decidieron explorarla para ver si tenía continuidad.
 
La primera jornada fue bastante frustrante porque pese a estar más de dos horas quitando arcilla no conseguían avanzar en la gruta. Decidieron volver a intentarlo al día siguiente con material más adecuado que les ayudara a abrirse paso, y fue entonces cuando hallaron los huesos, que carecían de vínculos anatómicos, estaban desperdigados y a distintas profundidades.
 
En Amet siempre han ayudado y tomado parte en investigaciones topográficas, geológicas, biológicas, hidrológicas y arqueológicas. Sus aventuras por el subsuelo oñatiarra permiten desentrañar desde el interior de la tierra misterios todavía escondidos y desconocidos.